<p><strong>Chauncey Billups</strong> lo tenía todo. Ganó la NBA con los <strong>Detroit Pistons</strong> en 2004, elegido como el jugador más valioso de las finales. Fue campeón del mundo con Estados Unidos en 2010. Para el <strong>All-Star Game</strong> fue seleccionado en cinco ocasiones. En 2007 le ofrecieron un contrato de cinco años por 60 millones de dólares. Y sumando todas sus temporadas en activo, 17, se embolsó 106,8 millones de dólares, sin haberse alejado, ni mucho menos, del mundo de la canasta. Billups entrenaba, hasta hace unas horas, a los <strong>Portland Trail Blazers</strong>. Por eso resulta difícil entender su vínculo con una trama de apuestas ilegales y timbas de póker amañadas que operaban algunas de las familias más temibles de la mafia en Estados Unidos. </p>
La ex de los Detroit Pistons, campeón de la NBA en 2004, es uno de los detenidos por la trama mafiosa de apuestas ilegales y timbas amañadas de póker
Chauncey Billups lo tenía todo. Ganó la NBA con los Detroit Pistons en 2004, elegido como el jugador más valioso de las finales. Fue campeón del mundo con Estados Unidos en 2010. Para el All-Star Game fue seleccionado en cinco ocasiones. En 2007 le ofrecieron un contrato de cinco años por 60 millones de dólares. Y sumando todas sus temporadas en activo, 17, se embolsó 106,8 millones de dólares, sin haberse alejado, ni mucho menos, del mundo de la canasta. Billups entrenaba, hasta hace unas horas, a los Portland Trail Blazers. Por eso resulta difícil entender su vínculo con una trama de apuestas ilegales y timbas de póker amañadas que operaban algunas de las familias más temibles de la mafia en Estados Unidos.
El jueves, el que fuera base estrella de los Pistons durante seis temporadas, fue detenido junto al escolta de los Miami Heat, Terry Rozier, y el entrenador asistente de los Cleveland Cavaliers, Damon Jones, como parte de una extensa investigación del FBI. Billups, nacido en Denver, Colorado, hace 49 años, participaba en partidas de póker amañadas en las que estafaron cifras escandalosas de dinero, organizadas por La Cosa Nostra de la mafia italiana. En la investigación sonaron apellidos como los Bonanno, los Gambino o los Lucchese.
El prestigio y la carrera de Billups sirvieron para atraer a los clientes y darle credibilidad a las citas, celebradas en varias partes del país, desde Las Vegas hasta Manhattan. Una de las víctimas llegó a perder 1,8 millones de dólares en una sola partida. Usaban tecnología que abarcaba desde máquinas manipuladas para barajar cartas hasta rayos X que podían leer las cartas boca abajo sobre la mesa. Gracias a Billups se llegaron a embolsar más de 7 millones de dólares, de acuerdo al informe presentado por las autoridades.
Por eso su vuelta a las canchas se antoja complicada. No solo ha sido apartado por la NBA de forma inmediata, sino que se enfrenta a una larga temporada entre rejas. Sobre Billups, Rozier y la treintena de detenidos pesan cargos como lavado de dinero, fraude electrónico, extorsión y robo.
Triste epílogo para una carrera profesional que comenzó el 3 de enero de 1997, en un sorteo del draft en el Coliseum de Charlotte, Carolina del Norte. Un Billups de 20 años fue seleccionado con el pick número 3 por los Boston Celtics en el año en que Tim Duncan fue el cabeza de cartel y se incorporó a los San Antonio Spurs. No fue, sin embargo, un inicio soñado. El base de Colorado pasó por cinco equipos diferentes en tres años. De Boston a Toronto, pasando después por Denver, Orlando y Minnesota. Muchos le colgaron el cartel de fracaso prematuro.
Pero Billups tenía claro que iba a triunfar en la NBA. Era cuestión de trabajo y de perseverancia. Los 12,5 puntos y 5,5 asistencias que firmó en su temporada en Minnesota fueron el preludio de lo que estaba por llegar. Los Pistons lo reclutaron y su historia en la mejor liga del mundo cambió por completo. Demostró, primero, que era un gran defensor, y después, su frialdad para anotar en momentos decisivos. De ahí el apodo que le colgaron en Detroit: Mr. Big Shot. Su carrera está llena de canastas sobre la bocina. «Mis compañeros esperan que yo dé un paso adelante en esa magnitud de presión y acepto el desafío cada vez», decía en una entrevista durante sus años como jugador.
Nunca fue el más rápido ni el más virtuoso, pero encajaba a la perfección con el perfil de trabajador, de obrero del baloncesto que antagonizaba con el glamour de su eterno rival, Los Ángeles Lakers. Bajo la tutela del entrenador Larry Brown y rodeado de un núcleo defensivo feroz que incluía a Ben Wallace, Rasheed Wallace, Rip Hamilton y Tayshaun Prince, Billups encontró su lugar en el mundo.
Los Pistons de aquella era representaban una idea de baloncesto férreo y contundente: defensa implacable, juego de equipo y cero egos. Billups era el cerebro de la máquina que se hizo con la última corona que han logrado los Pistons. En 2004, Detroit sorprendió al mundo derrotando a los poderosos Lakers de Shaquille O’Neal, Kobe Bryant, Karl Malone y Gary Payton en las finales. Billups promedió 21 puntos y 5.2 asistencias en la serie, liderando a los Pistons en la victoria por 4-1 y ganando el MVP de las Finales. Era la culminación de su redención.
Tras retirarse en 2014, Billups transitó hacia el análisis televisivo antes de dar el salto a los banquillos. En 2021 asumió el cargo de entrenador de los Trail Blazers, sin lograr meter a su equipo en los playoffs en las primeras cuatro temporadas y con un récord de victorias del 35%. Una calamidad. Era un equipo en construcción que ahora se ha quedado sin su principal arquitecto.
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