<p>»Para cantar cosas del amor hay que ser guapo», le dicen a un desconocido joven que<strong> imita a Charles Trenet </strong>en un elegante local parisino donde se reunían militares alemanes con sus conquistas. Él quiere cantar sus propios temas, pero no le dejan. Es<strong> Varenagh Aznavourian,</strong> es decir,<strong> Charles Aznavour</strong>, que con el tiempo se convertiría en el <strong>gran señor de la canción francesa.</strong></p>
El próximo 31 de octubre se estrena un biopic sobre el ‘gran señor de la canción francesa’. Hijo de inmigrantes que huyeron del genocidio armenio en Turquía, se crio en la pobreza en un diminuto apartamento de París.
«Para cantar cosas del amor hay que ser guapo», le dicen a un desconocido joven que imita a Charles Trenet en un elegante local parisino donde se reunían militares alemanes con sus conquistas. Él quiere cantar sus propios temas, pero no le dejan. Es Varenagh Aznavourian, es decir, Charles Aznavour, que con el tiempo se convertiría en el gran señor de la canción francesa.
Esa cita aparece en el filme Monsieur Aznavour, un biopic dramático dirigido y escrito por Mehdi Idir y Grand Corps Malade que ha hecho llorar a varios miembros de su familia, especialmente, a sus hijos Misha (54) y Katia (56) quien, junto a su esposo el productor Jean Rachid Kallouche han formado parte del proceso creativo. Para su madre, Ulla, tercera esposa y viuda del autor de La bohème (1966), ha sido un trago difícil. Rememorar medio siglo de amor duele en el corazón.
El estreno en cines es el próximo 31 de octubre. En esta ocasión, Aznavour cohabita en el cuerpo de Tahar Rahim, una sublime interpretación por la que ha sido nominado al César al Mejor Actor en 2025.
Su nacimiento en París en mayo de 1924 se produjo tras el exilio milagroso de sus progenitores, Mischa Aznavourian y Knar Baghdasaryan, a causa del genocidio armenio en Turquía (1915-1918) por parte del imperio otomano. Su hermana Aída había nacido un año antes en Grecia.
Son momentos de gran incertidumbre y pobreza. La familia vivía en un diminuto apartamento en la capital francesa. Después de que Mischa y Knar no pudieran seguir adelante con sus espectáculos, el patriarca abrió un restaurante donde solía actuar junto a su hijo y donde en numerosas ocasiones sirvieron comida a los más desfavorecidos. Cerraron porque las cuentas no salían, así que Knar sostuvo a los suyos como costurera.
Esa bondad de los Aznavour se extendió a lo largo de la II Guerra Mundial al arriesgar sus vidas para dar cobijo a armenios y judíos perseguidos por el Ejército nazi. Por su labor altruista y en homenaje a sus padres, a Charles y Aida les honraron con la medalla Raoul Wallenberg en 2017. Casualmente, Aida Aznavour falleció este 22 de octubre a los 102 años.
Gracias a ella se conservaron las cartas, grabaciones y folletos desde que los dos hermanos debutaran en 1933 en pequeñas producciones. Una documentación primordial que quedó reflejada en la biografía Petit frère donde también se revelan datos históricos la vinculación de los Aznavour con la Resistencia francesa.
Con el fin de pagar sus clases de música y teatro, Charles vendió periódicos, se sacó un dinerillo extra en algunos concursos locales y recién comenzada la II Guerra Mundial se arriesgó a vender perfumes, chocolate y lencería en el mercado negro.
Por primera vez, cuando en 1942 conoció al pianista Pierre Roche, un rayo de luz se posó sobre su inminente futuro. El dúo Roche & Aznavour contó con la ayuda del editor Raoul Breton, quien en 1947 les presentó a Edith Piaf. Aunque el artista siempre negó que fueran amantes, «no era mi tipo», confesó al The Telegraph en 2018, el resto lo dio por hecho. Por aquel entonces, Aznavour lleva un año casado con la cantante Micheline Rugel, con quien tuvo dos hijos, Seda (78) y Charles (73). El matrimonio terminó en 1952 cuando ella descubrió que un año antes el cantante le había sido infiel con la bailarina de cabaret Arlette Bordais, con quien tuvo un hijo llamado Patrick, que falleció en 1975 por sobredosis de drogas.
Edith Piaf estaba tan entusiasmada con el dueto que les invitó a ir de gira con ella por Francia y, posteriormente, a Estados Unidos entre 1947 y 1948. Su llegada a Nueva York fue problemática ya que al no tener la documentación en regla estuvieron retenidos en la isla de Ellis hasta que Piaf pagó la fianza. El dúo se evaporó porque Roche decidió instalarse en Canadá, mientras que Charles echaba de menos Francia.
A comienzos de la década de los 50 Piaf, quien bautizó a Aznavour como el genio estúpido, le pagó la operación de nariz con la que había tenido problemas durante la Ocupación de Francia por las Fuerzas del Eje. Según The Connexion, el Ejército nazi le confundía con un judío debido al enorme tamaño del apéndice. Él demostraba que no lo era al mostrarles el pene no circuncidado.
Además de ser letrista y mano derecha de la Piaf, para quien había escrito Plus bleu que tes yeux, Aznavour también ejerció como chófer y chico de los recados, con cuyo sueldo pudo dejar la buhardilla sin luz y agua en la que había estado viviendo.
Gracias a la intérprete de La vie en rose, Aznavour fue testigo de su propia vida. Piaf le regaló una cámara de Super 8 con la que inmortalizó muchos de sus viajes, conciertos y momentos íntimos con sus seres queridos. Su amigo, el director Marc di Domenico , editó las imágenes para crear el documental Le Regard de Charles.
Un año después de casarse con Evelyne Plessis, con quien no tuvo hijos, Aznavour tuvo su primer gran éxito como compositor con Sur ma vie (1956), con el que debutó en el Olympia de París, donde se convirtió en cabeza de cartel al año siguiente.
Aunque había hecho un cameo en el cine en 1936, su primer papel importante fue en la película La Tête contre les Murs (1959), que dio paso a una fulgurante carrera con 63 filmes.A principios de los 60 ya se había convertido en estrella tras componer y cantar Les Deux Guitares, Toi et moi, Les Comédiens o For Me Formidable y crear grandes temas para Juliette Gréco, Gilbert Bécaud, Maurice Chevalier o Serge Gainsbourg.
Pocos habían apostado por él. Decían que era muy bajo, demasiado feo y que tenía una voz horrible. De hecho, un crítico llegó a cebarse con él, tal y como recordó el Daily News: «¿Por qué han dejado a un lisiado en el escenario?»
Venerado en Estados Unidos, en 1967 se casó en Las Vegas por tercera y última vez con la sueca Ulla Thorsell, con quien tuvo tres hijos, Katia, Misha y Nicolás (48). Aunque su residencia fiscal la tenía en Suiza, la familia estaba enamorada de Francia, donde pasó varios meses al año durante casi tres décadas en Mouriès, en la Costa Azul, en una villa de 660 metros y tres hectáreas de terreno donde plantó 600 olivos para producir aceite.
Su legado ha sido inmenso. Más de 1.200 canciones en siete idiomas y más de 180 millones de discos vendidos. La revista Time y la CNN le nombraron en 1988 el cantante pop más importante del siglo XX; en 2017, con 93 años, recibió su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood,Bad Bunny le ha homenajeado recientemente y Bob Dylan se quita el sombrero ante él. Fue íntimo de Chirac y Sarkozy.
En su última entrevista a Vogue Francia en 2017, el cantautor consideró que «la posteridad es inútil. No creo en absoluto en ella. Nada me sobrevivirá. Tres o cuatro canciones tal vez, pero mi nombre será olvidado. ¿Qué me gustaría dejar? (…) Para ser honesto, lo que me gustaría dejar son los derechos de autor para mis nietos. Podré dormir en paz». Y lo hace desde el 1 de octubre de 2018.
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